Epílogo

Último post de este blog. Supongo que es pretencioso llamarlo epílogo. Ha sido este un viaje bien planificado y con recursos humanos y materiales de alta calidad 8-). Por eso los hitos se han cumplido a rajatabla. El objetivo era disfrutas conociendo un poco mejor el país.

Estadísticas: con algún margen de error, han sido unos 4.400 kilómetros de coche y unos 480 kilómetros de bici. Helados y cervezas, también bastantes, pero no tengo cifras exactas.

¿En qué nos ganan? Pues acabo de llegar de hacer unas compras desplazándome en bici y algo que me rondaba en la cabeza lo he visto claro en mis propias posaderas: el mal estado de las calles de Alcalá de Henares (y supongo que puede generalizarse). Sin exagerar nada: en 12 kilómetros he dado muchos más saltos que en tres semanas en Holanda. Y este es un resumen sintomático: la red de bicicletas de Holanda es pareja a la de coches. No va con calzador, como se pretende aquí. Y este hecho forma parte de su cultura de respeto: la bici es otro medio de locomoción sobre el que no tengo más ni menos derechos por el hecho de llevar un coche. Cuestión de respeto al fin y al cabo. Hay muchos otros ejemplos de ese 1-0 en respeto, pero esto es un epílogo.

También es de quitarse el sombrero el esfuerzo de un pueblo para ganar terreno al mar con obras similares. Los pueblos que se precian hacen cosas grandes (no me refiero a ganar un Mundial) y esta gente lo ha hecho.  Aquí no estoy comparando: simplemente digo que es admirable.

¿En qué ganamos? Cualquier ciudad importante española tiene más arquitectura e historia (y no digamos gastronomía). Nuestros parques nacionales son otra historia. Hay miles de ejemplos de parajes, sierras, hoces, cuevas que es imposible encontrar allí. Por otro lado, lo he repetido hasta la saciedad: creo que no es loable que sea tan complicado encontrar información (turística) en inglés. Pero en fin, cada uno en su casa es el amo.

Pérdidas materiales: 3 patas de cabras, sí, 3 (ya he reparado 2), una cámara decimonónica (eficazmente sustituida por el redactor), un cable de cambio trasero roto (reparado in situ por un experto) y un par de cubiertas suplicando sepultura (que recibirán aquí, en tierra cristiana). Lo demás, ajustes aquí y allá.

Agradecimientos: a la CAM por regalarnos el navegador y a los chicos de la SD7 (por resolvernos la navegación en tierras tan remotas), a mi cuñado por prestarnos una bici tan clásica (tan clásica que nadie se plantería robárnosla), a los holandeses (por tener un país tan cuidadito y no tomar represalías por haberles hundido la moral), a los franceses (por tener unas carreteras tan encantadoras y organizar el Tour para que lo ganemos 8-).

Desagradecimientos: a El País-Aguilar por vender una guía poco más que mediocre, a los holandeses (por tener todo el país en un idioma -el holandés- más raro que el vasco), a los franceses (por no avisarnos que la autopista de peaje estaba en obras) y al idiota que no dejo a mis hijos llevarse la cucharilla de plástico de remover el té helado.

Fotos: no he querido dejar de poner unas últimas fotos, que comento por orden de aparición: nuestras cuatro bicis, una papelera para ciclistas, una matrícula holandesa totalmente cutre sobre portabicis Thule y el autobús del Astaná (no sabemos si Contador durmió en el hotel de al lado el día antes de la crono de Burdeos, lo que importa es que ganó).

's-Hertogenbosch y Maastricht

Última etapa la de hoy. El plan de hoy consistía en bajar desde el norte al sur del país, desde Assen a Maastricht, pasando por 's-Hertogenbosch para visitarla y comer. Y así lo hemos hecho. Ha llovido durante el camino, pero no durante las visitas a las dos ciudades.

's-Hertogenbosch es una ciudad de la provincia de Brabante del Norte. El atractivo principal era visitar la iglesia de San Juan. No obstante, la ciudad tenía más cosas que ver. En principio, es famosa por ser la ciudad de nacimiento de El Bosco (Jeroen Bosch), el autor del Jardín de las Delicias (está en El Prado). Tiene varias cosas que ver: la plaza del pueblo, que estaba muy animada de gente, edificios medievales, canales (aunque en muchos sitios van por el subsuelo), etc.

Pero como decía, el atractivo era la iglesia de San Juan (Sint Jan). Por lo visto lleva en restauración (y le quedan) años, y es verdad que había andamios y una zona cerrada en el exterior llena de fragmentos y piezas de piedra (nuevas y restauradas). Dentro había misa y no la hemos visto entera, pero las vidrieras, los techos, el órgano, etc. eran curiosos. En el exterior, otro tanto de lo mismo: debido a los andamios y a que está un tanto encajonada no la hemos visto entera y quizá está demasiado reconstruida, pero tampoco es una iglesia del montón.

Tras comer hemos seguido camino hacia Maastricht (provincia de Limburgo), que hemos visitado exhaustivamente por la tarde gracias al guía (je, je), perfecto conocedor del centro de la ciudad, con recorrido por las calles principales, iglesias más relevantes, grandes almacenes para últimas compras y cena en unas de las muchas terrazas que hay frente al Stadhuis. Se me olvidaba: visita-postre a la heladería Luna Rossa. Después de pasar diez días allí el año pasado ya no tenía nada que fotografiar, así que dejo aquí una vista de St. Servaas.

Con esto podemos decir que termina el viaje a Holanda, ya que mañana saldremos para España.

El parque nacional Drents-Friese Woud

Hoy nos hemos ido hacia el sur de la provincia. Las alternativas eran dos parques nacionales probablemente parecidos. En uno de ellos hay una atracción para niños (el Planetron), pero en la oficina de turismo de Dwingeloo hemos comprobado lo que temíamos: que era imprescindible saber holandés para enterarse de algo. Por cierto que decía la guía (El País Aguilar) que en este pueblo llama la atención la torre deformada de la iglesia. Y que la razón se explicaba en un tablón informativo. Ni me parece deformada ni había tablón. Así que, defraudados, nos hemos ido al otro, porque además teníamos una ruta de la ANWB detallada. Es el Drents-Friese Woud Nationaal Park (algo así como Parque Nacional del Bosque de Drenthe-Frisia).

Ha sido un día de lo más tranquilo, pero también diferente a los anteriores. Es curioso comprobar cómo en este país hasta un parque nacional está tan humanizado (lo cual tampoco me parece una suerte). Además del carril bici, en la foto se ve otro más ancho, señalizado para caballos y carros. El parque viene a ser una especie de isla (eso sí, totalmente llana) de árboles, turberas, laguitos, cámpings, etc. circundado por carreteras. Tiene 6.100 hectáreas. Al parecer hacen las delicias de los holandeses.

Hoy quizá haya sido el día de más calor desde que vinimos. Hemos llegado a 31º. Nos han confirmado unos holandeses con los que hemos conversado que estas temperaturas eran muy elevadas para ellos. Pero entre la sombra de los árboles y que ya nos estamos haciendo a la bici, los 46 km. han caído con facilidad. Aunque seguro que no hubiéramos dejado de darnos un baño en este laguito, si hubiéramos llevado bañadores y toallas. Han comentado que Contador lo tenía chungo este año... y les he dicho que eso se verá...

Por lo demás, lo habitual: granjas con caballos, ponys, vacas, cabras, algún molino y, por si fuera poco, avestruces y hasta canguros.

Groningen

Hoy le hemos dedicado el día a la capital de la provincia de Groninga: Groningen. En la oficina de información guirística nos han proporcionado (por un módico precio, como todo) de un planito guía con recorrido recomendado.

Lo interesante de la ciudad está concentrado en el centrum (centro 8-), que está claramente delimitado por canales. Es una ciudad con menos atractivos que otras que hemos visto, pero tampoco defrauda. A pesar de la alegría de ver que Contador ya es maillot amarillo, no me creceré y trataré de ser breve.

El Museo de Groningen está en una isla. Tiene un poco de todo: arqueología historia, arte antiguo y arte moderno. Es un museo tipo collage. La foto corresponde al ala del museo más rarita; la torre de detrás forma parte del pabellón central, que es el menos raro, y el tercer ala es como un minicoliseo encima de la base de una pirámide...

El recorrido nos pasa por la zona de marchuqui (entertainment), que me da que está de capa caída desde hace una semana por nuestra culpa. Como no tenía mucho interés turístico y mi sonrisa nos delataba como vencedores, nos hemos apresurado a pasar de largo. Je, je.

Las iglesias no son gran cosa. Y o bien están cerradas o pagas por verlas. Si, además, quieres subir a la torre, 3 euros per cápita. Si están abiertas, es porque dentro te venden algo: exposición de cuadros, pongo por caso. La zona de los almacenes de ladrillos rojos sí es muy curiosa: antiguos almacenes de cuando la ciudad era un importante centro comercial de la Hansa. Los han rehabilitado y convertido en viviendas. Otro tanto sucede con algunos orfanatos y hospitales de beneficiencia.

Groningen es ciudad universitaria. La zona universitaria tiene un edificio (la Academia) muy interesante. Pero en el recorrido hay otros edificios y rincones curiosos, en particular en la Oude Boteringestraat. Aquí ya estábamos suficientemente cansados como para no identificarlos uno a uno, así que nos hemos ido a tomar algo a la antigua oficina de Hacienda: la Goudkantoor. Me explico. En su día era la oficina de cobro de impuestos, pero hoy tiene en su planta baja un bar con terraza.

Para terminar la visita hemos pasado un rato en unos pequeños jardines de lo más completitos: paseos de setos con ventanitas, rosales, grosellas, unas iniciales enormes de un señor y una señora (el vicerregente y su esposa), y un reloj de sol supercomplicado, seguro que ni adelanta ni atrasa.

La ruta de los megalitos (hunebedden)

Probablemente la de hoy ha sido la etapa reina (68 km.). Hemos hecho parte de la ruta de los megalitos. Contaba ayer que nos habíamos acercado a ver megalitos. Holanda tiene, parece ser, unas decenas de ellos. Y todos menos dos o tres están en esta provincia (Drenthe). En una ruta de un centenar de kilómetros se pueden ver la mayoría. Nosotros nos hemos conformado con seis o siete en total. 

Hay que reconocer que siendo todos parecidos, no se parecen a nada que hubiéramos visto. Aunque unos están en mejor estado que otros, son como una sucesión de dólmenes. En mi opinión, decía ayer, esta disposición se da un aire al esqueleto de un dinosaurio. En los mejor conservados, la secuencia de dólmenes está rodeada por un círculo (óvalo sería más correcto) de piedras, parecido a los cromlechs.

A pesar de estar la zona hasta arriba de ciclistas, por ser domingo, la gente no los visita apenas, pero es que además están poco o nada señalizados. Y cuando los visita, el deporte nacional (como lo sería en España) es subirse encima uno o a sus niños y hacerles fotos. En el Centro Nacional de Información sobre Megalitos, situado en Borger, se explica lo poco que se sabe. Bueno, supongo, porque está todo en holandés. Son monumentos funerarios de unos 5000 años. No se sabe si son tumbas comunes o de gente relevante. Y al parecer lo que se ve sería el armazón del monumento. Nos lo creeremos.

Ya lo mencioné anteayer. Cerca de la casa en que estamos, entre los knooppunts 08 y 09 hay un monumento dedicado a la tripulación de un bombardero aliado, el jB154 Lancaster bomber, que fue abatido por los alemanes en ese lugar cuando volvía de bombardear Leipzig. Descansen en paz.

Assen y alrededores

Hemos dedicado parte de la mañana a hacer las compras de subsistencia en Assen. En bici, como holandeses de pura cepa. Hemos traído las alforjas hasta arriba. En la puerta del centro comercial regalaban botellitas de 25 cl. promocionando... ¡Fanta naranja! Aprovechando el viaje también hemos intentado conseguir en la oficina de turismo información sobre rutas en inglés. Sin éxito. He pensado en convencerla con argumentos piramidales: yo lo cuento en este blog, a su vez, mis siete lectores se lo cuentan cada uno a siete amigos, y estos siete a otros tantos... y al final nadie viene a Holanda porque todo está en holandés... pero he pensado que con el gol de Iniesta ya era bastante. Je, je.

Después de comer en casa como unos señores, hemos decidido acercarnos a ver dos de los monumentos megalíticos de los cincuenta y tantos que hay en este país. En su práctica totalidad todos en esta provincia (Drenthe). Primero hemos visitado el de Loon. Después el de Balloo (nada que ver con el del plátano). No sé si todos son así, como una sucesión de menhires. A mi me recuerdan la osamenta de un dinosaurio (el último viaje fue a Teruel, quizá sea eso). No me ha parecido que les den mucha importancia. Ha sido difícil localizarlos (lógicamente no están en la plaza mayor del pueblo).

En el primero de los pueblos, Loon, había obras en toda la calle de entrada al pueblo. Me ha llamado la atención que había protegido los árboles. Entiendo que es para evitar cualquier daño que se les pueda hacer con la maquinaria. Y los árboles eran árboles normales, no olivos centenarios ni dragos milenarios. Y la localidad en cuestión es un pueblo cuya población dudo que supere los cuatro o cinco centenares de personas. Aquí nos ganan de largo.

Después hemos seguido rodeando Assen. Las casas de campos son muchas espectaculares: ¿los granjeros son ricos o los ricos se hacen granjas como segunda residencia? En cualquier caso, por aquí hay muchos menos canales, pero mucho más cultivo: maíz, patatas y trigo sobre todo.

En el paseo no hemos tenido el menor problema para orientarnos gracias a la rede de knooppunts (nodo, intersección), pero la señalización es mucho más amplia. Hay rutas específicas por todo el país, unas circulares y otras de larga distancia. Y tienen sus placas propias. Además de las placas en postes con la distancia en bici a las localidades más cercanas, omnipresentes en todo el país, hay otras señales con un formato curioso: el de seta cuadrada. Atención a la placa de la derecha de la foto... ¡Camino de Santiago en los Países Bajos!

La seta, además de indicar la dirección y distancia de las localidades más cercanas, tienen un numerito que permite también localizar tu posición en un mapa. No me extrañaría que la seta sirva para más cosas. Señales para todos los gustos.

Segunda etapa de transición

Hoy la etapa era de transición, desde Nieuwe Niedorp (Holanda del Norte ) hasta Assen (Drenthe). Y si en el Tour Contador la ha aprovechado para quitarle unos segundos a Andy Schleck nosotros la hemos aprovechado para visitar unos cuantos pueblos pintorescos que pillaban de camino.

Lo primero era ver, porque inevitablemente teníamos que atravesarlo, el Afsluitdijk. Es un dique de casi 30 kilómetros que se construyó en el siglo pasado y une Holanda del Norte con Friesland (de donde son las famosas vacas frisias) para controlar las inundaciones que cada vez en cuando provocaban enormes pérdidas. De hecho, tras varios estudios e intentos, se tomó la decisión definitiva de construirlo tras unas inundaciones que provocaron centenares de muertos. Semejante obra da para libros de todo tipo.

Después hemos visitado Hindeloopen, un pueblo encantador y, al menos un viernes de julio, muy tranquilo. Con puentes, rincones y callejuelas muy curiosas. Desafortunadamente todas las explicaciones -es la tónica- estaban en holandés. El pueblo es peculiar por varios motivos. Por ejemplo, tiene un dialecto propio, como se puede ver en los nombres de las calles. La casa más pintoresca parece ser la del operador de la esclusa, por su campanario de madera. El banco de madera que tiene delante se conoce como liar's bench, porque los hombres del pueblo tradicionalmente se reunían en él a contar sus hazañas. También sus trajes tradicionales parecen ser peculiares.

De Hindeloopen nos hemos acercado a Workum. Un pueblo menos pintoresco, pero elegante: con casas, edificios (como la balanza pública, el Waag) y la Grote Kerk (inacabada y en restauración) que merecen una visita, aunque sea corta.

De allí hemos seguido camino hasta Assen, capital de la región de Drenthe, que parece ser mucho más tranquila y apta para los paseos en bici. Es decir, parece que hay menos que ver y más que pasear. Lo comprobaremos en los próximos días. Por lo inesperado comentaré que, a un par de kilómetros de la casa, en una visita de reconocimiento, he llegado hasta un sencillo monumento (el Lancaster monument) en recuerdo de un avión abatido allí en la Segunda Guerra Mundial. Tengo que informarme.