El parque nacional Drents-Friese Woud

Hoy nos hemos ido hacia el sur de la provincia. Las alternativas eran dos parques nacionales probablemente parecidos. En uno de ellos hay una atracción para niños (el Planetron), pero en la oficina de turismo de Dwingeloo hemos comprobado lo que temíamos: que era imprescindible saber holandés para enterarse de algo. Por cierto que decía la guía (El País Aguilar) que en este pueblo llama la atención la torre deformada de la iglesia. Y que la razón se explicaba en un tablón informativo. Ni me parece deformada ni había tablón. Así que, defraudados, nos hemos ido al otro, porque además teníamos una ruta de la ANWB detallada. Es el Drents-Friese Woud Nationaal Park (algo así como Parque Nacional del Bosque de Drenthe-Frisia).

Ha sido un día de lo más tranquilo, pero también diferente a los anteriores. Es curioso comprobar cómo en este país hasta un parque nacional está tan humanizado (lo cual tampoco me parece una suerte). Además del carril bici, en la foto se ve otro más ancho, señalizado para caballos y carros. El parque viene a ser una especie de isla (eso sí, totalmente llana) de árboles, turberas, laguitos, cámpings, etc. circundado por carreteras. Tiene 6.100 hectáreas. Al parecer hacen las delicias de los holandeses.

Hoy quizá haya sido el día de más calor desde que vinimos. Hemos llegado a 31º. Nos han confirmado unos holandeses con los que hemos conversado que estas temperaturas eran muy elevadas para ellos. Pero entre la sombra de los árboles y que ya nos estamos haciendo a la bici, los 46 km. han caído con facilidad. Aunque seguro que no hubiéramos dejado de darnos un baño en este laguito, si hubiéramos llevado bañadores y toallas. Han comentado que Contador lo tenía chungo este año... y les he dicho que eso se verá...

Por lo demás, lo habitual: granjas con caballos, ponys, vacas, cabras, algún molino y, por si fuera poco, avestruces y hasta canguros.

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